miércoles, 10 de noviembre de 2010

Todos estos años de Gente

El miércoles vuelve a esconderse en el calendario, el jueves asoma de a poquito su luz frente a la noche hermosa que estoy disfrutando... Recién termina la primera mitad de la semana, y tengo esa sensación incoherente de estar viviendo uno de mis más reparadores sábados nocturnos. ¡Qué semanita! Primero que nada, feliz: Me uní a la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), un grupito muy lindo de pibes con una mentalidad que me copó muchísimo, kirchneristas, y en su mayoría peronistas, con un sentimiento de libertad y compromiso que me sacó más de una sonrisa.
    Me junté con ellos el sábado, los conocí, y el martes pasado tuve mi primer viaje grupal: Corriente Nacional de la Militancia. La plaza del Congreso decorada con banderas políticas y un enorme cartel de Él y Ella, a metros nomás del llamativo busto inflable de Eva Perón.
     Cuando ibamos llegando, sentada en el subte, me preguntaba si realmente hacía lo correcto estando en ese lugar, si pertenecía a todos ellos, si esa pasión que se mesclaba con nervios era algo que valía la pena... Y no fue hasta que los cantitos arrancaron, que la gente de cualquier edad, lugar y clase social se pegaron codo a codo, que alguien que jamás había visto me palmeó la espalda y me dijo: "Bien, piba", que me di cuenta que las dudas no importaban, mientras lleve la justicia como bandera y sepa que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita...
      Habló Filmus, emoción. Aplausos, miradas al cielo, lágrimas en memoria de los tantos, risas compañeras y un enorme e inolvidable: ¡Gracias Néstor, fuerza Cristina! que me ponía la piel de gallina. Un enorme pogo ya se estaba armando, y no me podía quedar afuera. ¿Alguna palabra? Fuerza. Física y mental. Todavía me duelen los hombros y los pies cada tanto necesitan un masaje... Pero ¡Cómo explicar ese sentimiento! Los debates en las carpas fueron algo que no voy a olvidar jamás. Gente de  t o d o s  los lugares posibles se paró a hablar, desde el que iba con un Blackberry en el bolsillo, hasta el que juntó monedita por monedita para llegar con los suyos hasta allá.
   Se me llenaron los ojos de lágrimas, reí a carcajadas, recordé con odio y rencor parte de nuestro pasado, aprendí de mi presente, soñé y preparé (Y seguiré preparando hasta mi último día) mi futuro, porque viví mi país, mi historia, mi origen, mi vida... ¿Y eso cómo se llamará? Yo por ahora le quiero decir "Patria".

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