Cuesta creer que ya pasó un mes desde tu partida, cuesta creer que tantas horas nocturnas en la Plaza se hicieron valer, cuesta creer que hoy, después de 30 días, te siento más vivo que nunca.
Cabandié, D´Elia, Pérsico, Hebe, Estella, Barragán, Víctor... Corazones que nunca olvidan, caminando al lado tuyo, sintiendo lo mismo, saboreando ese gustito tan particular, mescla de nostalgia y pasión, de angustia y fervor, de dolor y amor. Si se cantó el himno nacional con lágrimas y abrazos, es porque supimos que llegaría hasta el cielo, hasta los 30.000, hasta vos.
Fuiste lo nuestro y fuimos lo tuyo, pero entre tantas caras, siempre una se va a destacar... La de ella. Ella, que después de todo sigue, porque lleva como bandera al pibe que cobra la asignación, al jubilado con los remedios gratuitos, a la Madre (Hoy Abuela, quizás) que ya no tiene que soportar ver al asesino de su hijo homenajeado en un cuadro y una pared. Ella, que te extraña, porque te extrañamos todos. Ella, que lucha por vos, como luchamos todos. Ella, que sigue adelante, como seguimos todos.
Siempre te vamos a inundar de gracias por la justicia que nos diste, pero especialmente, voy a morir agradeciendo que fue por vos, que conocí la palabra "Compañero" con el sentimiento más profundo. Las ganas de nunca bajar los brazos y saber que siempre queda una razón más para luchar, para seguir.
Hoy, pingüino, cuesta creer que ya pasó un mes de tu partida. Hoy, pingüino, cuesta creer que tantas horas nocturas en la Plaza se hicieron valer. Hoy pingüino, después de 30 días...
Te siento más vivo que nunca.
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